APOYO PSICOSOCIAL EN TIEMPOS DE EMERGENCIA

 

Apoyo psico-social en situaciones de emergencia 

Esta Guía está pensada para contribuir a la recuperación psico-social en situaciones de emergencia o desastre y reducir las secuelas emocionales que pueden ocurrir en la población, fomentando su resiliencia. 

Las catástrofes, los conflictos armados y los problemas de salud tienen graves consecuencias socioemocionales. Es posible que el daño psicológico sea menos visible que la destrucción de viviendas, pero suele llevar muchísimo más tiempo recuperarse de un impacto emocional que de la pérdida de bienes materiales. Los efectos sociales son las experiencias compartidas provocadas por acontecimientos perturbadores y las consiguientes muertes, separaciones y el sentimiento de pérdida e indefensión. El término psicosocial alude a la estrecha relación entre el aspecto individual y el colectivo de toda entidad social. En situaciones específicas, el apoyo psicosocial puede adaptarse a fin de atender a las necesidades psicológicas y físicas de la población en cuestión, ayudándoles a aceptar y a asumir la situación. 

Según la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, el apoyo psicosocial ayuda a las personas y a las comunidades a sanar el daño psicológico y a reconstruir las estructuras sociales después de atravesar una emergencia o un acontecimiento grave. Este tipo de apoyo permite que las personas actúen como sobrevivientes activos, más que como víctimas pasivas. La prestación de apoyo psicosocial temprano y adecuado entraña los siguientes beneficios:

 ◉ Impide que la angustia y el sufrimiento degeneren en algo más grave. 

◉ Ayuda a las personas a asumir mejor la situación y a reconciliarse con la vida cotidiana. 

◉ Ayuda a los beneficiarios a retomar su vida con normalidad. 

◉ Atiende a necesidades definidas por la propia comunidad. Reconstruir sin ladrillos 17 Soporte socio-emocional Algunos conceptos claves para el apoyo psicosocial 

◉ Autoestima: sentimiento de aceptación y aprecio hacia uno mismo, que va unido al sentimiento de competencia y valía personal. El concepto que tenemos de nosotros mismos en gran parte ha sido aprendido de nuestro alrededor, mediante la valoración que hacemos de nuestro comportamiento y de la asimilación e interiorización de la opinión de los demás respecto a nosotros. La importancia de la autoestima radica en que nos impulsa a actuar, a seguir adelante y nos motiva a perseguir nuestros objetivos, reconociendo que nadie es perfecto y que las características positivas son un capital que se puede incrementar y que constituyen una gran fuerza y potencialidad. 

◉ Autoconocimiento: permite comprendernos, nos ayuda a vislumbrar por qué actuamos de una forma determinada, por qué sentimos una emoción e incluso, nos permite entender cómo funciona nuestro mecanismo de toma de decisiones y nuestra relación con los demás. Nos permite conocer nuestras fortalezas, aquello que se nos da bien, así como nuestras debilidades y talentos. Puede parecer sencillo pero lo cierto es que muy pocas personas poseen un autoconocimiento exhaustivo de sí mismas. Lo más interesante es que cuando aprendamos a conocernos y aceptarnos, también desarrollaremos nuestra confianza y seremos capaces de, crecer como personas, analizando los errores y puntos débiles. 

◉ Auto concepto: es una parte importante de la autoestima. Es el concepto que tenemos de nosotros mismos. ¿De qué depende? En nuestro auto concepto intervienen varios componentes que están interrelacionados entre sí. Lo que pensamos sobre nosotros mismos, lo que sentimos hacia nosotros mismos, y lo que hacemos. Por ejemplo, si pienso que soy torpe, me siento mal, por tanto, hago actividades negativas y no soluciono el problema. 

◉ Canalización de la agresividad: capacidad de proyectar la agresividad por un canal positivo y constructivo, evitando actuar en forma desacertada, dominado por esa emoción. 

◉ Control de impulsos: cuando sentimos una emoción muy fuerte, ser capaz de no alterarnos, controlando esa emoción y ubicando las causas que la han desencadenado. 

◉ Confianza: sentir que contamos con nuestras capacidades y también con el apoyo de los demás. 

◉ Empatía: capacidad para ponerse en el lugar del otro y comprender cómo se está sintiendo respecto a algo o a alguien. Soporte socio-emocional 18 Reconstruir sin ladrillos 

◉ Fortalezas: cualidades que nos son de utilidad para manejarnos en las relaciones sociales y en situaciones que se nos presentan. 

◉ Gestión de las emociones: lograr reconocer lo que estamos sintiendo y cómo lo estamos expresando, de modo que consigamos controlar nuestras reacciones ante determinados eventos inesperados y expresar aquello que queremos expresar. 

◉ Gestión del recuerdo: poder analizar en un contexto de seguridad, recuerdos que tenemos sobre algún acontecimiento que nos causa ansiedad o temor. 

◉ Inteligencia emocional: nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en nuestra vida diaria, acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social, que nos brindará mayores posibilidades de desarrollo personal. 

◉ Identificación de las emociones: ser capaz de reconocer cómo nos estamos sintiendo, de poner un nombre a esa emoción conociendo lo que significa, y encontrar las causas que nos la produjeron, así como su manifestación hacia los demás. 

◉ Miedos: sentimiento de preocupación y temor producido ante un estímulo que nos hace sentir nuestra vida en riesgo. 

◉ Pensamiento positivo: hacer un análisis de la realidad enfatizando los puntos positivos de la situación, y nuestras fortalezas y cualidades en el afrontamiento de la misma. Capacidad de buscar el lado positivo de una situación aparentemente adversa. 

◉ Proactividad: es tomar la iniciativa de llevar a cabo ideas y acciones novedosas. 

◉ Trabajo en equipo: implica aprendizaje cooperativo entre los aprendices para fijar metas conjuntas y buscar en común medios para alcanzarlas, los resultados suelen ser mejores que cuando las tareas se organizan de modo individual, de manera que cada aprendiz encara las tareas en solitario, compitiendo de forma explícita o implícita con el resto de los aprendices. Cooperar para aprender suele mejorar la orientación social de los aprendices, además de favorecer el aprendizaje constructivo, la reflexión y la toma de conciencia sobre el propio aprendizaje. En un equipo existen metas conjuntas y compromiso entre sus miembros. El trabajo se distribuye con base en las habilidades y competencias personales. Las responsabilidades sobre los resultados tienden a ser compartidas. Es importante una comunicación continuada y posiblemente integrada.

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